jueves, septiembre 29, 2005

Batalla del movimiento

Episodio I: Hace breve, en medio de una de esas charlas sobre modulares (o las cosas que los llenan) le comente a mi amigo Panoxx que nunca me había gustado mucho comprar action figures (muñecos, que tanto). Le dije: “Prefiero comprar comics con esa plata.”. Y como ese Yoda que suele ser me respondió solo que sin decirlo al revés: “Podes comprarte los dos”. Me reí. Seguimos nuestra bittergeek symphony y yada yada yada (not that kind of yada. Not that´s anything wrong with that!)
Episodio II: Mi reciente, si uno piensa la brevedad como un plazo de tres semanas, trabajo como clerk me hizo detestar a un sujeto que venia cayéndome de mal a peor: Alex Ross. ¿Quién es Ross? Ross es un pintor, un portadista de historietas y acorde a otras gentes del mundo de los tebeos, la novena maravilla (la octava fue, a mi enteder, la existencia de Will Eisner).

En 1994, Ross dio su gran golpe y fue descubierto por varios de nos con la miniserie Marvels (junto con el escriba Kurt Busiek, el Billy Wilder de las historietas de superhéroes). El estilo de Ross estaba conformado por un hiperrealismo de índole bíblica que, en el caso de Marvels, entraba como anillo al dedo de Green Lantern: su registro fotográfico lograba trasladar a una especie de limbo “real” a imágenes clásicas de la Marvel Age (los orígenes sesentosos de Spiderman, X-men y compañía marvel). En ese revisitar, reescribir y refreír esas imágenes lograba algo nuevo: Ross y Busiek convertían a un par de noticias de ayer en algo ajeno al tiempo (no así a la memoria) y ahí estaba la fuerza de Marvels.


El tiempo siguió y Ross pinta que te pinta le tatuó al comic de superhéroes una impronta de seriedad, de solemnidad, de “somos un arte”. ¿Cómo puede hacer eso un solo tipo si solo hizo portadas, algún Kindom Come –una serie sobre un futuro oscuro y violento donde Superman es Jesús casi, igual esta buena- y más portadas?
El problema es que en lugar de que ese espíritu de seriedad (que dio las ideas que generarían obras casi enciclopédicas que resumen la historia del universo Marvel como la genial Earth X) se limitara a ser una opción, geeks y editores varios lo convirtieron en el ultimo gran héroe del comic y todo comenzó a apestar a Ross. El pintor ama a los superhéroes pero no tanto como el cree, ya que si así fuera su estilo tan pomposo, tan capillasixtinesca, no tendría porque barrer, paleta de colores calidos mediante, con el encanto de índole colorinche, chillona y anárquica de los hombres y mujeres en calzas, capas, alas y escamas. Es decir, Ross cree que los superhéroes son un arte de la misma forma que un Testigo de Jehová cree en Dios: no puede quedarse solo en su universo y necesita tocarle el timbre a cualquier género y a cualquier época para así poder taladrar con sus imágenes/discursos unilaterales sobre las ventajas de “ser un arte”. Sus obras solo admiten el “Guoooooooooooo, parece de verdad” como reacción”.
Una idea original de Julie...

Ese gran hombre y editor que respondía al nombre de Julie Schwartz nos enseño allá por los grandes 60 y 70 de la DC comics, un universo camp como pocos, que la respuesta que debía generar la portada de un comic era de incertidumbre, de querer averiguar que pasaba en sus páginas, nunca de pasividad sino de activa ironía, de amor, de locura y todas esas cosas que puede generar la imagen de un hombre halcón enfrentando a un gorila. O la de Superman vencido por un quaterback fantasma o la de Batman y otros supertipos atacados por sus propias armas.

hecha por Alex Ross

El aspecto seriote de Ross y su sequito lleva, a fuerza de ventas, a que el megaevento de este año de la DC, Infinite Crisis, utilice de piedra de mechero la muerte de un personaje como Blue Beetle (un sujeto creado hace tiempo por el mejor dibujante que Spiderman haya tensado: Steve Ditko). BB fue una pieza clave de la comedia de superhéroes (una parte que suele ser olvidada y es esencial del género, algo que Julie sabía) allá por los 80 en la serie Justice League. Una muerte por un dólar. Una falta de respeto hacia la ligereza, un patada en las pelotas de una inocencia (que en realidad era un autoconciencia que transpiraba ideas pero que no resistía balas/eventos) y un cross de derecha –en todo sentido- dirigido a un personaje que supo respirar vida y que murió travistiéndose de todo eso que Ross diseña. La portadas de Ross adquieren un aspecto institucional y así se pierde la libertad de los colores que cuesta mirar un rato largo porque encandilan, de las formas que quiebran lo antromórfico junto con sus reglas y del orgullo de jamás camuflarse de tridimensión. Muerto Julie, los aburridos se divierten.
Plasticman por Ross, hace un par de años

Episodio III: Es tan de molde el estilo de Ross que el lugar donde mejor funciona es fuera de los comics: en las figuras de acción. Superman se convierte en un momento dado, en un plástico al alcance de la mano y así deja de ser estampita para convertirse en la versión pop de las estatuas de los santos. Eso demuestra la consecuente voluntad de Ross de quebrar la página, de excederla (Frank Quietly en W3 llevo a cabo una lección de cómo jugar con la narrativa de la historieta al lograr darle relieve a la viñeta sin que esta pierda su planicie) y así es que logra muñecos lindos de ver, cool, zopencamente –sino involutariamente- cancheros. Y, así como así, me entero que saldrá un muñeco de Plastic man –mi personaje favorito- diseñado por Ross, entro a verlo al site de DC y para mi sorpresa me gusta la suficiente como para comprarlo.
El coñemu en cuestion
Pero no tanto pensé después. Ross es un tipo limitado por el registro fotográfico mientras que el actual dibujante y escriba de Plasticman, Kyle Baker, viene del mundo de la animación (participa en el corto del Coyote que pasaban antes de Looney Tunes Back in Action). Baker sabe que un tipo que esta hecho de plástico y que puede adquirir la forma que quiera es alguien que solo puede jugar con las formas, tanto con las suyas, con las del artista como con las de la historieta misma. Trasladar ese personaje y su esencia al plástico real, del que hacen los muñequitos, es imposible de pensarlo. Ya hicieron dos o tres y esos muñecos intentan mostrar ese universo que es el cuerpo de Plastic man en sandeces como el cuello estirado o la mano al cuádruple de su tamaño normal. Un viñeta, solo una, de Plas hecho por Baker
Desde esa imposibilidad que provee el talento (o aunque no se lo admire se puede si apreciar su libertad) de Baker es mucho más fácil observar la potencia concentrada de Ross. Una potencia mucho más pirotécnica que atómica, Ross es capaz de reducir a una invitación a la imaginación como Plastic Man a doce centímetros (que más que seguro compraré) mientras que la elasticidad de Baker convierte a Plas en un Godzilla con esteroides, un ser imposible de capturar en una imagen fija porque en la viñeta que sigue será 200% diferente. Baker sabe que la elasticidad, factor clave de la historieta, es un plástico caliente.

lunes, septiembre 19, 2005

Páginas amarillas

Sip, ando medio colgado pero no me olvido de mi querido blog. Así que a modo de cariño con las gentes que viene y va de este bloggerama me voy mostrarles un pedacito de mi radiactiva memoria. Mis recorridos por el Parque Rivadavia podrian ser representados en una escala evolutiva, de esas que arrancan con el monito que casi camina y finaliza con: a) el hombre, tal como lo conocemos en los libros de biología o b)el chiste pop de turno. En el parque, se dieron mis primeros contactos con los comics, las famosas revistas casi cuadrangulares edita dos por Novaro. Igual la parte que vamos a excavar hoy es de las menos remotas, es más, esta bastante presente en varios folletos que edito la municipalidad de Cualquieradominguezville y es una memoria que suele ser citada, al menos, una mes por bimestre. Nos (por yo y yo) remitimos a el primer comic que recuerdo haber leído, escribo sobre ese comic cuya evocación y cuyo valor neto como recuerdo/momento de quiebre no se me viene en forma efervescencia, no es una burbuja que sube entre miles de otras y que, por puta lógica física de mis neuronas, sale campeona del torneo de pacotilla que se sucede en mi cerebelo. La historieta en cuestión, que en EEUU se pide como Batman #419, no solo marco a fuego de fósforo varias de mis pasiones sino que, raro, raro, raro me provoca una linda sensación recordarla. Hablo de Batman Nro 3, de la Edición Perfil –nota del Cualquiera: La Editorial Perfil publico a comienzos de los noventas varios títulos de superhéroes doblados al castellano, que fueron para toda una generación, la que me gusta llamar generación Simpsons, la puerta de entrada al comic maintream americano- que no era otra cosa que la tercera parte de la saga conocida como Diez noches de la Bestia. Varios amores a primera vista y tacto en un solo movimiento: la hoja de comic y su tamaño clásico, la narrativa del guionista Jim Starlin y del dibujante Jim Aparo-, el consumo al alcance de la mano, el aspecto folletinesco del asunto, la sensación de presente absoluto.
Pero hay cosas que extraño y bastante de esa revista: la tensión que generaba la salud de Batman antes de descubrir que los personajes always green (término que designan editorialmente a las revistas de superhéroes que “siempre venden”) no se mueren y que si lo hacen pueden resucitar, la falta de idea absoluta de hasta donde iba eso y como era que terminaba, ignorar el sacrificio de otros para que uno lea sus –como diría mi abuela- revistitas de chistes y, por sobre todas las cosas (menos dos o tres) el entusiasmo, la manos en tinta por que eso que tenia me sobraba y alcanzaba para sentirme, digamos, bien. Por eso este post, medio por cursi u otro tanto por cansancio –no físico, harto mental- que les enseña la imagen que decidí sería mía por el resto de mi vida aquel 18 de diciembre de 1991 (creo). La elegi de entre las varias cosillas que había en el kiosco de revistas de Avenida La Plata y Rivadavia y eran como las siete de la tarde. Aun no se me ha notificado acerca de si algún día me harán un monumento, como pedía Miguelito. Medio que me parece que no. Pero si lo sitúan por ahí no me molestaría en absoluto.

Ella, solo ella

lunes, septiembre 12, 2005

Clerk as you are

Esto va estar mal escrito y todo eso. Avisados estáis. Simplemente utilizo este post para describir cosas que vivi en la convencion. Estos “Como puede ser que me digan esas cosas” puede sonar pedante y yada yada yada. Prometo, cuando no sea esta hora y cuando mi reciente trabajo como clerk en Megacomix 05 sea un recuerdo mucho más extenso que de unos quince minutos, especificar los ítems:
Frase a la cual, como diría The L word, “le decimos no”: “¿Tenes algo de Alex Ross?”
Sip, tengo su soberbia y solemnidad ensartadas en centro del orto. Y eso que adoro toda la saga galáctica y católica X (Tierra, Universo, Paraíso). Pero este tipo es el responsable de todo, de las crisis, de las casas de M, de que maten a Blue Beetle. A Ross con leche.

Frase de cabotaje a la cual distaría subida en unos de mis hartos frecuentes flatos: “¿Tenes algo de Olivetti?” Sip, tengo una maquina de escribir eléctrica y unos comics de mi querido Lobo destrozados por los bocetos de Arielcito “Cazador” Olivetti y cualquiera de sus diecisiete monos entrenados para destrozar la anatomía de cualquier dibujo.

Frase de Cucurucho de plástico en la frente y si es posible la perfore: “¿Cómo, si dice 1 dólar igual a dos pesos, esta revista que sale 2,5 dólares no sale 2,5 pesos?” ¿Cómo, por el gran culo de Berta, a tu vieja no se le ocurrió volver atrás en el tiempo y abortarte? Lobo semi dixit.

Frase que hubiera querido escuchar: ¿Tenes números de Plastic Man de Kyle Baker? “Sip tengo casi la mitad de su serie actual. Una serie increíble, divertida, que piense la viñeta como pagina de historieta y no como mal cine de acción, que se ríe de ella, que tiene movimiento, que demuestra que el único personaje que el cine nunca podrá entender es aquel cuyo cuerpo desafié la profundidad de campo tal como la conocemos.

Frase de Fanático que llego tarde: “¿Tenes algún numero de la Liga de Morrison?” –Nota del editor fantasma: La Liga de la Justicia es el nominal con el que los geeks conocemos a los Superamigos. O sea el supergrupo que supo aglomerar a Superman, Wonder Woman, Batman, Martian Manhunter, Flash, Green Lantern, Aquaman (una de sus tantas formaciones conocida como Los siete magníficos y que utilizo por first time Morrison al relanzar la Liga en el 97)- “Si, si tengo¿ Cuál buscabas? ” “El 3, el 4 y el 12” “Okay, y yo quiero tener alas pero que no me jodan cuando vaya a cagar, me acueste o coja”

Frase Hijo e` Tigre: “Si es lo que me decís, lo llevo” Okay, suena a crap, casi megacrap. Pero no chamuye a los que les vendí, no suelo hacerlo, les decía lo que me parecía bueno y cuando me pedían cosas que me desagradaban (y solicitaban opinión) les decía. Momento cumbre de este comportamiento: “Mira este Superman de Ross” dice Domínguez cualquiera. “Esta buenísimo” responde NNG (Anónimo Geek). “ A ver, compáralo con este y Decíme cual tiene más onda” D/C muestra una imagen de Trinity (miniserie reciente dibujada y escrita por el gran Matt Wagner que protagonizan Superman, Batman y Wonder Woman). “Y puede ser que el otro. Bueh, me llevo ese”. D/C, de la mano de Wagner, has left the building. Yeahhhhhhhhhhhh, fotograma de Elvis cantando That Lovin gfeeling en el documental/recital/cosa increíble que pasaron en el BAFICI y a otra mari-pose.

Frase Are u mental?: Pregunta, feliz y emocionado D/C: ¿Cuándo esta ese Rene de peluche? , le responden sin tapujos: 175 pesos. Yo pensaba por dentro, dos horas después un comebak y se me ocurrió decirle: “¿Ah, tiene la mano de Henson en el culo, no?” Pero no se cuanto funcionaría.

Mejor disfraz: Yo. Haciéndome el cheronca al usar remeras de bandas tipo Buzzcocks, una negra sin nada (total ahí debe remitir a algo), Flaming Lips y una de Crumb (orden cronológico) Dale, dale, si, si, ¿porque no te compraste Heroclix para jugar, no?

Mejor disfraz posta: No me acuerdo ninguno. Pero hace u par de años, cuando labure en la convención de plaza Italia –creo- apareció un chabón disfrazado de Bumblebee –ni idea si se escribe asi-. Bumblebee es el “poncho” (aka Escarabajo) de los Transformers. El sujeto en cuestión había hecho un traje con cartones varios pero la mejor parte era que el tipo se acostaba en el suelo, se encogía al contraer sus extremidades y…tantannnnnnnnn… quedaba con forma de Fito. Aquí viene lo bueno, señores: viene un amigo de atrás, lo patea y el disfrazado que tenía una tabla de madera, tipo lavandera de mayo, con rueditas en la espalda……¡¡¡sale andando!!! Cien puntos.

Peor canción puesta en el parlante de mierda ese: El estúpido Mix que pasan al final de Shrek en DVD o VHS. El BJ –vamos, eso que pasaba música estaba más cerca de un camionero que de DJ- cuando quería la pegaba aunque siempre estaba dentro del mismo criterio “Música para que un homo erótico le diga al otro: Uhhhhhhhhhhh, boludo, escucha la canción de Lobo del aire” o que “Música para que una Otaku –fan del anime y manga, creo- corre en su pollera que le tapa el clítoris sacado de una serie pedorra pero media pop”. Cuando la pegaba dejaba caer de llego el disco Saturday Morning, canciones de dibujos animados que por allá pasaban los sábados a la mañana pero hechas por bandas como Sublime, Ramones, Butthole Surfers, obra cumbre del geekismo de los 90, al menos en materia sonora.

Frase Gestito de la tapa de Noticias que esta ahora en la calle: “Me parece que el estamos sonados” Dicha por el Jefe Mío después de llamar para ver si conseguía algún flete ya que el titular se le dio por no venir. By the way, al fletero: Ojala tu hijo sea geek y le guste comprar originales de la JSA del 40. He dicho.

Frase Personal contratado: “Uh, ¿vos pediste una pizzeta? Ya fue, llevate la pizza entera que a mi ya no me entra un pelo en el orto”

Iba a seguir escribiendo pero vi en TN, le de chabón en Mendoza que el policía le metió un tiro en el pecho (con salva pero a dos pasos) y posta, no me da ni ahí. Que se yo, uno se acostumbra a que las cosas salgan bien en el papel y zas, te agarra TN.

It`s a dirty job, esto de clero/k, pero alguien tiene que hacerlo. Y la verdad, lo adoro.

lunes, septiembre 05, 2005

Evento

D/C Status: Linked Modus: Activate Award Mode
Activated
Start Secuence
-Suena Black Eyed Peas, la cámara toma al cantante de Green Day, a Ricardo Darín y a la más linda de las Bandana, y después se va las tablas. El escenario esta vacío, una voz en off me presenta (Ladies and gentleman, the author of Un Domínguez Cualquiera and the comic book carácter know as Geo-man…Simplemente Domínguez) para presentar el premio al mejor comic de la semana. ---¡Faking ovation!---) Fade out musical al tema lento de Spiderman 2
Últimas escenas del Teleprompter -Cough, cough, semama a semana nos vemos frente a nuevos mundos de fantasías, de cosas que jamás veremos pero que tenemos al alcance de nuestra mano. Pero a su vez el mundo real nos muestra su cara, su dolor. Por eso, pido un aplauso para todos los elegidos para ganara este increíble premio. –Clap, clan, clap, todos con cara seriota y solemne- Los nominados para mejor comic editado en la semana iniciada el miércoles 31 de Agosto son…


Seven soldiers: Shining Knight #4 de Grant Morrison y Simone Bianchi



















Batman: Jeckyll And Hyde # 5 de Paul Jenkins y Sean Philips






















New Avengers # 9 de Brian Michael Bendis y Steve Mcniven






















The Flash #225 de Geoff Johns y Howard Porter
























B.P.R.D. The black flame #1 de Mike Mignola, John Arcudi y Guy Davis

























And this week the award goes to...¡New Avengers #9!
Suena la musiquita de turno...y sube a recibir el premio en representación del número todo, Dos Páginas de los Increibles lapices del señor Mcniven, responsables absolutos de este premio.











Gracias. Dedico este premio a la habilidad de Mcniven como dibujante.Y a quienes me ayudaron a llegar hoy a este lugar. Muchas gracias.
























La cámara en la grúa abre el plano y vemos todo desde arriba. Vamos a un corte.

domingo, septiembre 04, 2005

Are you ready to rummmmmmmmmble?



Corría el año 99, y de repente, cuando nadie lo esperaba (nadie tenía un porque para hacerlo) el pintor Dan Brereton (The Nocturnals) decidió llevar a cabo un experimento en el laboratorio que era la DC por aquellos años dorados. La fórmula: el Doctor Brereton, muy a la villano de la Marvel de Stan Lee o a la mad scientist de la Universal, tenía un plan. Uno de índole chabacana, superficial, cientificista y, por supuesto, chillona. Su plan era el siguiente: hervir, al Fahrenheit de sus acrílicos, el imaginario de los “daikaiju" (esos monstruos más grandes que un edificio, estilizados a la Godzilla y tan brutalmente reducidos a una action figure defecada por algún episodio de los Power Rangers) junto con el universo creado por la Lucha Libre (estereotipos enfrasacados en vestimentas/colores que los distinguen de los otros musculares con quienes batallan y dueños de un repertorio de, a lo sumo, 10 frases. Expresiones que son dichas de una forma casi gutural por esos abortos –o gérmenes- del héroe de videogame que son los luchadores de cacht). La mixtura de esos dos mundos da como resultado una mini-serie de seis números ...Giantkiller.¡Yeah!

El protagonista de la historia era un coloso llamado Giantkiller (dah!) que debía, como su tautológico nombre lo indica, asesinar a seres del tamaño de una pequeña montaña. Y en esa misión ponía en juego su ochentoso título nobiliario de “Humanity’s only hope”. El número de enemigos a dar de baja era de 24. Pero Giantkiller era uno más de la pandilla, solo que era un desertor gracias a su habilidad como samurai(¡¡¡!!!) y a su intelegencia que le permitia superar la actitud insectívora que tenían los demás grandotes para con la humanidad toda. Por ende, el total de daikaijus era 25: uno por cada letra del abecedario. Ya ven, ¿Que estereotipo más noble hay que el creado por el militarista régimen alfabético? Los nombres de las criaturas iban, en perfecto orden, desde Akai hasta Zomm pasando, obviamente por Giantkiller. Y había otros nominales imposibles a la hora de pasar lista tales como Banjac, Evildoer, Hatchetface, Lavababy, Massh o Volcano. Para dar el cierre de oro a tamaño asunto, Brereton encierra a sus híbridos en un ring llamado “The Territories”, una zona infestada de radiación al norte de California, y pone unas cuerdas-cordones militares para que sus peleadores puedan hacer sus piruetas.

Brereton, con Giantkiller, se puso el delantal, cazo un par de tubos de sus típicos acrílicos, los exprimió hasta convertirlos en eslabones básicos de su paleta de colores y así es que puede que controlar, por tomar uno de esos cosotes al azar, hasta el desaforado rojo que profesa un personaje/grasa como Volcano. Mr. Brereton se toma en serio el material de génesis de su obra. A pesar de que la autoconciencia que salta a la vista en ciertas elecciones ya descriptas, Brereton no propone una relectura del tema o un juego con piezas de ironía sino que construye una épica cool, canchera, descontrolada, ligera y, de forma lógica y fatal, irrepetible. Giantkiller, como personaje, es un John Wayne + Hellboy + Lone Wolf (samurai protagonista de una historieta que ya hablaremos, Lone Wolf and Cub). Un ser obseso, árido, solitario que a pesar de, quizás, salvar al mundo y permitir que el cielo sea literalmente visible de nuevo, no tiene posibilidad alguna de incorporarse o de mirar desde el mismo sitio que cualquier mienbro de la sociedad. Giantkiller, a pesar de ser llamado Jack, es un outsider, un olvidado. Es el héroe de una historia que podría ser parte de alguna mitología oriental y estar impresa en papiros bajo el título de La leyenda del asesino de gigantes. ¡Si hasta las portadas de cada número poseen ideogramas en lugar de grandes frases comunes de tapa de comic!

Los titanes de Giantkiller son exagerados, conforman el mapa de los territorios que Brereton recorrió a bordo de millones de VHS y aún así, a pesar de conformar una especie de reserva ecológica de cualquier bestia que los ojos del autor hayan visto (Los hay con fisonomía de cancerberos, de insecto, de gorila, de marciano, de dragón, de dinosaurio, de octópodo, de murciélago, de demonio, de Yeti, de Cosa del Pantano, de Golem y de lepidóptero) poseen un vida propia, aunque les dure tres páginas a algunos, gracias al diseño del arte de Brereton.
El autor logra trasladar a sus radiactivos Hércules a la hora de construirlos visualmente y designar el lugar que cada uno ocupará en la narración ese cuidado y pasión por la aventura y esa hidalguía existente en las elecciones morales de sus personajes. Sus bestias se vuelven algo mucho más relevante que un simple de link geek. Se transforman en lo que siempre quisieron ser: en unos common e increíbles monsters, en los obstáculos que deberá destruir Giantkiller. Giantkiller, como obra, es algo bello, efímero y noble, tanto para con sus habitantes, con sus freaks de 40 pies de altura, como para aquellos que decidan, para sumar una nueva cara al héroe, volver a ver a un protagonista con más corazón que odio.

jueves, septiembre 01, 2005

Historieta Rojo Shocking


Mosquito es una historieta editada en forma de librito con casi ciento cincuenta páginas y con un tamaño un poco más grande que el que posee la caja de un CD. Su portada muestra una imagen del insecto en cuestión dibujada, como casi todos los caracteres de esa tapa, mediante los contrastes producidos entre dos únicos colores visibles en todo el tomo: el rojo y el blanco, negando cualquier escala de valores que ambos tonos pudieran tener. Alrededor del globo que encierra al rojo de la tapa se puede leer la siguiente leyenda: MOSQUITO An Omnilingual Nosferatu Pictocomunication Novel From Ghostshrimp Press & Top Shelf Productions. Oración que podría traducirse en algo así como: Una novela pictocomunicacional nosferatuense omnilingual de Ghostshrimp Press y Top Shelf Productions. Tamaño léxico demanda, casi fuera de cualquier juicio, dividir para triunfar:

…From Ghostshrimp Press & Top Shelf Productions: Las dos cosas del final tienen una explicación mucho más fáci(a)l de llevar a cabo que el fútil intento de traducir esa triada de palabras imposibles. Top Shelf Productions es un sello independiente que edita o editó allá por América cosas tan lindas y difíciles de conseguir como la increíble Good-Bye, Chunky Rice de Craig Thompson, la reciente Super F*ckers, la chasingamyesca Box Office Poison y una supuesta obra maestra conocida como Blankets del mismo CT de antes (al menos eso dicen muchos de esos amazones hacedores de listas de Best of the Best, Yo como Domínguez/Cualquiera que soy no la he podido leer aún). Por otro lado, Ghostshrimp Press es una especie de fábrica cultural. Se que la idea y el link ponen en off el interés que pudiera despertar Mosquito. Es natural. Todo D/C que se precie de tal busca apagar esa idea de placer oculto para con lo que se disfruta, tontera que hace de los objetos pops que supimos conseguir algo parecido a un almuerzo y a su disfrute algo similar a tirarse a nadar en la pelopincho “sin que la Tía se de cuenta” (o peor aún, esa actitud ¡Viva la diferencia! que reduce las cualidades de las cosas al limitarse a compararlas con eso que no son y acaban ahí nomás, en seco). Tengo fajos de causas abiertas en mi jurisdicción mental contra personas que (pr)escriben que la historieta es un arte por un lado y por el orto la redujeron a otra bagatela pop que no resistió la pesificación.

Otro laburo de Dan James

Bueno, Ghostshrimp es un sitio en Internet que carece de medios económicos suficientes como para ser una editorial y por ende no posee un lugar de residencia física específica. Aun así Ghostshrimp es conciente de sus imposibilidades, por eso se (extra) limita a ser un site donde se puede acceder a las fotografías, los cuentos, los comments, datos inútiles para nuestra existencia no cipaya y a las pictocreaciones de su creador, un tal Dan James (y de paso a otras cosas de otros varios). Cualquiera puede ghostshrimpear. La página permite que cualquier hijo de Dominguez envié sus trabajos o whatevers a ella. GS es solo un sitio -no muy grande y con mucha oferta visual- cuya virtud es la de ser un intento de superar las dificultades de acceso a ciertos fines (la publicación en papel y su frecuencia en este caso) que no pretende repetir “a su manera”, como si de un eructo se tratara , el modelo o las prácticas que instauraron esas mismas fronteras imposibles de cruzar. Lo que en realidad pareciera buscar Ghostshrimp es hacer de ese espacio virtual un sidecar que acompañe a la publicación, un carricoche que cuando se frene el vértigo de la moto/publicación del objeto material, pueda nutrirse de ese impulso, de esa línea de velocidad y siga hacia adelante, de forma anárquica y sin volante pero que, si o si, siga girando.

An Omnilingual Nosferatu Pictocomunication Novel…
Mosquito es el más reciente trabajo en el mundo del comic de Dan James. En sus páginas se narra como una especie de Van Helsing, sin nombre propio alguno, viaja hacia un pequeño pueblo con el objetivo de eliminar al supuesto vampiro que allí habita. Eso explica la palabra Nosferatu inscripta en la leyenda de la portada. En su rol de storyteller, James decide prescindir de cualquier tipo de diálogo, monólogo o indicio de sonido alguno (no hay ni onomatopeyas, cuando los personajes “hablan” solo vemos dibujos encerrados en globitos). Además, el autor relega el relieve dentro de la viñeta, todo lo dibujado parece plano y, a simple vuelo, podría acusársele de chato. Mediante ese mute del audio, lo liso de la puesta en escena y que las imágenes estén construidas por el contraste entre los colores rojo y blanco (The Octopi and The Ocean, repetía la fórmula pero con otros colores) , James se hace cargo del romanticismo que acarrea su historia ya mil veces contada y decide demostrarlo en su estética. Los dibujos de Mosquito están diseñados de una forma primitiva, son dueños de un aspecto similar al de una pintura rupestre -salvando las distancias logradas por el linaje James en la pintura y en la historieta desde la época de las cavernas- donde cada objeto que exista dentro o fuera de la viñeta estará conformado por una serie de figuras geométricas. Una montaña en Mosquito es la suma de varios triángulos, una casa son varios cuadrados o una carreta es un cúmulo de rectángulos y círculos; pero es esencial para el despliegue en la hoja de tales objetos la idea de espacio, que esta configurado a través del uso del blanco vrs rojo (o viceversa). Pero esas geometrías parecen jamás haber conocido una línea recta. Haciendo gula de esa misma falta de respeto que demuestra por la geometría James la traslada a las leyes de la física: los tamaños de los objetos en Mosquito parecen no importar. No existe, en muchas ocasiones, un correlato racional entre las cosas pero cuando la historia realmente precisa de esa logica de los espacios o el uso del fondo del plano, James demuestra que tal violación es conciente y que la puede resolver tan fácilmente como la borró.

James se convierte en un purista de un género como el terror y de un lenguaje como la historieta ¿Como? Los reduce como si fueran simples piezas de un rompecabezas de niño de 4 años. Lo que pareciera ser un infantilismo producido por la falta de talento es negado por la textura de hoja canson, tan de Jardín de Infantes ella, que posee cada página del librito. Tal relieve de la página, negado a los pictogramas, parece tener un correlato con ese esteticismo de lo básico, del lo táctil, del impulso elemental que Mosquito despliega en cada una de sus facetas-. Cada viñeta de esta historieta fue construida como un todo, como un cuadro trivial, para después adquirir mediante su disposición en forma de librito un valor narrativo capaz de generar un clima tenso.

Ese espíritu trivial, de niño descontrolado, es fácil de detectar en la primera secuencia: James muestra una secuencia con cada etapa de su crecimiento y lo que leía en ese momento (Dr. Seuss, Roald Dahl, Tintin, Lovercraft, Kafka, Borges) que finaliza con su mano realizando dibujo que abre la historia del cazavampiros. Las sospechas de snobismo crecen, sobre todo si consideramos además el hecho de tildar de novela a una historieta solo por ser más larga y menos folletinesca de lo tradicional se incrementa la desconfianza. Pero el gesto de la referencia a su pasado no es snob, esa serie de secuencias prosigue una vez finalizada la historia “de ficción”: James se dibuja cansado, pasado por el tiempo y finalmente muerto, cae al piso, se pudre y, posteriormente, un niño recoge el libro Mosquito del suelo. Una imagen cíclica. James parece desconfiar de todo aquello que ama (quizás porque sabe que le pertenecerá solamente mientras respire) y por eso testea las fronteras de los objetos de su afecto: para comprobar, algo tan básico como difícil de llevar a cabo, que las historietas, cualquiera sea el color, la forma o el género, pueden representen historias larger than life. Que ponen en funcionamiento un tiempo que reinicia cada vez que se vuelve abrir el comic en cuestión. Suena cursi. Casi tanto como la idea de hacer una versión nueva de la vieja historia de “cazador vrs chupasangre”. Es impresionante como con una imagen compuesta por dos líneas rojas que atraviesan diagonalmente de lado a lado dos gigantescos cuadrados blancos y que finalizan su recorrido en un muchas formitas rojas James logra poner en escena un viaje en carreta de alguien que sabe que puede llegar a morir. James consigue en esa doble página encerrar toda la soledad, sabiduría, lejanía y fatalidad que encierra algo tan chiquitito y escarlata como Mosquito.