Antes era un alfeñique... (o un paseín por una miniserie que la mola)
Con ustedes una creación de esa hipérbole bautizada como Grant Morrison y de un tamaño dibujante rebautizado como Frank Quitely : Flex Mentallo, un Charles Atlas con problemas dimensionales, cósmicos, meta-galácticos y meta-metafísicos. Un universo (o dos) de supertipos forzado a brillar en cuatro míseros números editados por Vértigo hace un par de años. Megasujetos armados, como los cositos que vienen en los Kinder pero en lugar de plastiquitos tenemos que usar los nexos entre las tierras de la historieta que vienen en esa cápsula (un poco del tiempo, otro poco sublingual) que es Flex Mentalo. Todo parece venir –y unirse- con forma de algun paradigma estético de la galaxia de la bidimensión de pelpa: Jack Kirby, Neal Adams, Julie Schwartz, Carmine Infantino, Mike Allred. Paradigmas que son reducidos a una única secuencia de ADN, una cadena difícil de imaginar viva sin sus cromosomas pero la vez difícil imaginar a sus sustancias unidas sin la existencia de los tendones de Flex Mentallo. Músculos, gamas alborotadoras, animal prints, slackers, arena y los suficientes rayos y centellas que un físicoculturista puede llegar a necesitar.
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