El mato a un policía motorizado
Hace un par de años, la editorial Marvel Comics (dueña de franquicias co-creadas por Stan “The Man” Lee como Spiderman, X-men, Hulk o el revamp del Capitán América) relanzó a muchos de esos atrapados entre el paréntesis de más arriba en una línea llamada Ultimate. Este sello era la versión 2.1 del universo Marvel “que todos conocemos”. Por “todos” tomamos a lo que la Real Academia definió por lelo a.k.a Geek (me pesifiqué por vos) y por “conocemos” a las historias de no vida que se sucedieron en el ficcional universo del héroe/ina en cuestión que proveen de logi©a interna, lo que los expertos llaman continuidad, a las millones de series por ellos protagonizadas (un ejemplo sería la ecuación: araña muerde a Peter + asesinato del tío Ben = Spiderman.En Ultimates el tío Ben es un neo hippie, “buena onda” como esos familiares que te hablan de Tarantino como si estuvieras en el 96, y así todo).

O sea aquello que ya habíamos leído -o no- volvía a comenzar pero con un hype de no creer, y con ciertos retoquecillos al original. Largaron con Ultimate Spiderman (titulo ameno si los hay, simpático a más no poder, muy autoconcientemente sentado al volante de ese motor conocido como “Con un gran poder viene una gran responsabilidad”) y Ultimate X-Men (También interesante aunque aplacando un poco el paralelismo entre minorías y mutantes y agigantando la secuencia “end of the world”, muy con olor a superproducción de más de 40 millones de dólares).

Bueno, toda esa intro era para hablar del nuevo sello de DC, la otra compañía gigante de historieta mainstream y dueña de Superman, Batman, Wonder Woman y así siguiendo con lista de todos los superamigos, llamado All Star, una espcie de Ultimate pero de DC. El primer título es All Star Batman & Robin The Boy Wonder, más allá del relanzar al batitipo (el que quiere tomarlo como metáfora béisbol bien, quien quiera tomarlo como metáfora intestinal también) el ganchillo de la cuestión es el equipo creativo encargado del asunto: el ya por todos conocido Frank Miller y un dibujante llamado Jim Lee, macroestrella para la doxa practicante del fanatismo por los hombres en calzas. Como verán por aquí nomás el arte de Lee es cuasi particular: muchas líneas por dibujo aunque todas ellas tienen alguna funcionalidad dentro del cuadro, la mayoria de sus seres son anatómicamente superestilizados en su sexualidad o en su fisico de charles Atlas, todo objeto no (meta) humano es exagerado (casi convertido en un outlet de art deco pero pasado por esteroides) y su narrativa es un poco exhibicionista, muy de preparar todo siempre para la splash page (esa compuesta por un solo dibujo, que uno ve y dije Uhhhhhhhhhh). Ahí esta el gran error de la cuestión, lo que hace que falle All star: la amalgama de esos dos universos. El argumento de Miller es canchero, el asesinato de los padres del futuro Robin se desarrolla de forma rápida y torpe, todo es arrastrado por las viñetas con esos eternos one-liners en primera persona (muchos son muy similares a otras frases dichas en otros trabajos de Miller como Sin City, Daredevil o Martha Washington Goes to War, lo cual pareciera intencional, un greatest hits de alguien que hace una década escribe, quizás sin saberlo, greatest hits de sus fascismos que usan el calzoncillo fuera del pantalón).

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